1000 por Baja: Santa Rosalía a Loreto.

Guten Morgen, Lorena.Es sábado y el cuerpo lo sabe -alarma, empacar, desayunar, rodar-.Junto con el desayuno nos obsequiaron pan de horno de piedra y café. Luego el ritual de subir maletas a la camioneta y acomodarlas.—Cada quien, responsable por sus cosas—. Y en un parpadeo un desconocido sustrae una maleta rosa de Diana; las cámaras de vigilancia muestran al autor, un huésped del hotel, mas no su rostro. Bye, bye maleta rosa, te recordaremos siempre.

A las siete de la mañana ya estábamos rodando los primeros y tres horas después arribábamos a La Heroica Mulegé; oasis repleto de palmas datileras en la desembocadura del río Santa Rosalía; un pueblo tranquilo que se sostiene de pesca y turismo; para donde mires todo se ve muy bonito: puedes practicar kayak, buceo y ciclismo —eh ¿qué tal? ¡ciclismo!—. Hicimos un tour por la Misión de Santa Rosalía de Mulegé y nos tomamos más fotos -adivinaste-. Otra pose y otra foto, otra cámara y otra foto, otra foto y otra más. ¿Nos podemos quedar a vivir aquí?– ¿De quien es una bicicleta roja que dejaron tirada? Allá la lleva uno.– Aurelio se puso pálido.– Raúl se ríe: «es una broma».

Al filo del mediodía reanudamos nuestra travesía hacia Playa Santispac sobre la carretera federal número uno. Alfonso y Raúl salen primero, detrás vamos Carlos, Demetrio, Antonio y yo; me adelantan. Continuo a paso lento y después de cuarenta minutos nadie me ha alcanzado, eso es extraño. Como a la una de la tarde, en la última bajada alcanzo a Antonio y Carlos que habían parado a tomar fotos desde el mirador:– ¡Ya llegamos, aquí es Santispac! ¡Demetrio se fue de paso! Alguien vaya por él.– ¿Han visto a Alfonso? Vamos a buscarlo al restaurante; allá hay cervezas.Una cerveza ¡Salud! Otra cerveza ¡Salud! «Internet: 20 pesos la hora».Por veinte pesos obtengo señal y trabajo de la oficina. ¡Demonios, me encontraron!Al rededor de las dos de la tarde comenzaron a llegar los demás; no alcanzamos a Alfonso —ni Karla nos alcanzó— porque habían parado a comprar ceviche a orilla de la carretera.

Esas noches en Santispac fueron de lo mejor: sin internet, ni electricidad, ni agua entubada; solo arena, sol, cielo estrellado, largas platicas con nuevos amigos y cervezas, muchas cervezas. Les voy a contar lo que ocurre por las noches en esa playa: se llama bioluminiscencia y se produce cuando al agitar el agua, con tus pies o manos, las algas reaccionan emitiendo un tenue resplandor verde —¿pues qué esperaban?—.

Día de lavandería en Mulegé:– ¿Quién va en la primera tanda? ¿Quién se queda?Unos fueron, otros encargaron y otros no lavan ajeno.El domingo es día de misa para el dueño de la lavandería; Hotel Hacienda accede a lavar y secar nuestras ropas. Mientras esperamos en el patio caen las toronjas maduras de las copas de los arboles, comemos una o dos de ellas.

De vuelta en Santispac, nuestro staff de lujo nos prepara la comida y la bebida:– ¿Alguien quiere agua de sabor?– Yo, por favor.– Don Fernando, pruébela. Siempre me dicen que me queda desabrida.– Está muy buena, gracias… —Oh wait! ¿Como que «don»? ¡Mañana me corto el cabello y me afeito!—.Otro plato y agua de sabor, más calabacitas asadas y una cerveza —chomp, chomp, chomp, glu, glu, glu… buuurp— después reposar, platicar, volver al mar, mantenimiento a la bici, bañarse a jicarazos con agua fría, esperar la cena, cenar, reír, platicar hasta tarde y dormir en un catre bajo las estrellas. Lo dicho, fue de lo mejor, Luis dice «yo creo que yo sí podría vivir así unos dos años», y pienso «yo creo que yo también».

Buenos días Lore-na, nos vamos para Lore-to. Desayunar, levantar campamento y rodar.Sin novedad hasta llegar al pueblo. Karla, Alberto y Hector ya llegaron. Como las dos de la tarde los alcanzamos en la plaza. Estamos hambrientos vamos; al restaurante. Comemos —devoramos— y bebemos unas cervezas, tomamos unas fotos y rodamos por el malecón hasta el hotel donde sospecho se hospedaban las chinches que nos pusieron una friega a todos. Esa tarde después de instalarme, salí a cortarme el cabello, al regresar ya no me reconocían. Cenamos pizza con cerveza y fuimos a dormir.Good night, Lorena.

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