1000 por Baja: piernas de oro.

Mañana es año nuevo, uno de enero de 2017. Mañana se cumple un mes que concluimos la travesía de Mexicali a Los Cabos en bicicleta. Un mes que llegamos a San Lucas; rápido el tiempo pasa, más cuando divertido es. Los recuerdos de esa experiencia los percibo, a la vez, un tanto lejanos pero tan cercanos que casi los podría tocar. Aún me quedaron un par de aspectos del recorrido sobre los que deseo relatar.

Staff deluxe.

Durante estos días hubo un grupo de cinco personas que con sus atenciones nos hicieron la vivencia mucho más cómoda: el staff de lujo de Vámonos de Camping. Ellos nos atendieron con trasporte, alimento y masaje, aquí en orden alfabético:

Diana, masajista y ciclista. Mujer sonriente y simpática, contadora de historias e interprete de cantos sobre la tierra y la humanidad. Su técnica y destreza en el masaje dejaron como nuevos a dos o tres ciclistas además nos acompañó rodando en un par de etapas.

Leslie, auxiliar. Chica joven y hermosa, siempre sonriente y dispuesta a ayudar. Contadora de las cuentas y dueña de la receta del mejor iced tea de Santispac. Le gusta viajar y le encantaría ser maestra.

Manuel, chofer. Sumamente precavido y mesurado, tan seguro y suave al conducir que hasta un bebé podría dormir en el vehículo además es rescatista y está certificado en primeros auxilios.

Raul, capitan del staff. «Papá gruñón» por sobrenombre le pusieron -no me lo explico- siempre amable, servicial, dispuesto a hacer el extra y superando expectativas.

Salvador, astrónomo y chef. Persona difícil de olvidar; gigante de mirada noble, mochilero degustador de medio México, relator de historias riquísimas, fotógrafo exquisito y cocinero delicioso. En desayuno y comida: siempre a tiempo, siempre a punto -chomp, chomp, chomp-. En la cena nos mostró como ubicar Orión y las Ursas -Oh y recontra ohhh-.

En lo personal aplaudo la decisión de Alex de elegir esta compañía para coordinar parte de la logística; comentarios similares escuché a los demás desafiantes. Siempre igualaron o superaron las expectativas; eso es servicio de excelente calidad.

Nota: Al momento de la redacción de este texto Vámonos de Camping no me está patrocinando… Vámonos de Camping, patrocíname, ¿no?

Piernas de Oro.

En los tramos del trayecto de Mexicali a San Lucas que no están pavimentados, que no son transitables en bicicleta de ruta, que debimos subir a las camionetas, que nos trasladamos hasta donde el camino está bueno… ahí conocimos a un ser mítico de habilidades épicas, un ente poderoso capaz de proezas heroicas dignas de un semidiós, piernas de oro le llaman…Aquí una muestra de sus hazañas:— Jamas se poncha.— No se cansa nunca.— Escala a treinta por hora.— Pedalea descalzo -hace clip con las uñas-.— No siente hambre, sed, sueño, dolor, frío ni calor.— No existe…… Es un ente imaginario que inventamos durante los casi 400 kilómetros de arrastres y estuvo muy curada construirlo. Pero hay otros que sí existen, que no se rinden, que persisten, que son solidarios con otros, que compiten contra sí mismos y crecen y ganan y ganamos todos.De haber un cónclave para elegirle -difícil decisión- mis votos serían así:Ana, por su impresionante crecimiento como ciclista.Hector, por su solidaridad y por no rendirse a pesar del dolor.

Coco’s Corner.

A unos 30 kilometros al sur de la Bahia de San Luis Gonzaga, al lado de la terraseria que lleva a la carretera federal número uno -practicamente en medio de la nada- se encuentra un singular paraje que te da la bienvenida en letras formadas con latas de cerveza vacías en cuyo gran patio se encuentran varias tasas de sanitario dispuestas al rededor de un televisor -¿qué nos querrá decir?-; al costado del patio está una precaria construcción de madera adornada con esculturas de metal, partes de moto y auto, y más latas de cerveza; cientos -tal vez miles- de pegatinas o calcomanías o calcamonías o stickers -las cuales no puedes pegar sin permiso donde te dé la gana- aderezan las paredes interiores; varias docenas de tangas, bragas y calzoncillos cuelgan del techo; ahí la cerveza cuesta 25 pesos mexicanos; el encargado del negocio se llama Jorge, se estableció ahí hace décadas, tiene ambas piernas amputadas, muy a su manera nos desea suerte a los ciclistas que vamos hasta Los Cabos; al fondo hay un letrero que dice «COCOs» el cual más de una vez sugirió a alguna turista sueca a pedir una nuez de cocotero bien helada y le ganó ser reprendida severamente: «dice coco, yo me llamo coco, hay cerveza, no coco»; nuestra visita a COCOs CORNER fue breve -un par de cheves y vámonos-.

Antes, durante y después del desafío.

Durante: despertaba a las 5 AM. Después: dormí casi 12 horas continuas.Durante: no sentí calambres. Después: me atacaron sin razón aparente.Antes: «no voy a poder». Durante: «estoy pudiendo». Después: «sí pude».Durante: todo duele. Después: quieres más.Antes: «A Los Cabos». Después: «Nos vamos hasta Argentina».Durante: bebí café a diario. Después: Lady Doritos, recuerdame no beber tanto café.

Este fue el último capítulo sobre las 1000 millas por Baja, edición 2016 y también el último del año. Deseo que en 2017 hagamos suceder mil cosas buenas; si coincidimos rico será; si no, nada lamentar. Ha sido un gusto compartir y rodar con ustedes, nos vemos en 2017 —hasta Argentina—.

7 comentarios en «1000 por Baja: piernas de oro.»

  1. Demetrio

    Fernando, fue muy grato haber compartido una gran parte del trayecto contigo…..no sabía sobre tu habilidad de escribir y describir las vivencias…bien por ti….espero nos encontremos por ahí en alguna ruta bicicletera. Un abrazo
    En Villahermosa tienes tu casa

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  2. alex Gonzalex

    extraordinaria redacción y con exacta precisión. a todos gracias por tan enorme esfuerzo y dedicada participación. Hacen del desafío lo que siempre quise lograr. Una Travesía concebida para personas ordinarias pero con sueño extraordinario!

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