Hágase el descenso, 2017.

La mañana del paseo #11 (septiembre 17, 2017) transcurrió sin contratiempos, y con la buena nueva que el evento había rompido —ok, roto pues— récord de asistencia con un grupo de casi quince participantes. Esa noche me fui a dormir con la nota que una persona local había fallecido a consecuencia de haber ingerido una gaseosa. La mañana siguiente noté bastante actividad en el grupo de Whatsapp: preguntaban por detalles de lo ocurrido; investigué con amigos de poblados cercanos, conclusión: la persona que murió estaba reunida en Cerro Prieto con su familia, afortunadamente nadie de éste grupo resulto afectado. Desde Bírula Planet lamentamos esta triste pérdida, y deseamos pronta resignación a los familiares, que las autoridades tomen medidas preventivas para que no vuelva a ocurrir, que se deslinden responsabilidades y que se apliquen las sanciones correspondientes.

Pasado el trago amargo del seven envenenado, el entusiasmo por bajar La Rumorosa repuntó; nos organizamos para llevar nuestros automóviles y acordamos reunirnos en el área de descanso que está después del retén militar al pie de La Rumorosa. Y así sucedió…Fast-Forward hasta el día del evento: las notificaciones del grupo de Whats comenzaron a eso de las cuatro de la mañana; las chicas de San Luis avisaban que no vendrían; Omar confirmaba asistencia; Cesar, Jesús, Martín y Roberto venían en camino; Arturo iba saliendo de la ciudad; Gabriel también. A las cinco con cuarenta y cinco llegaba yo al punto de reunión; el área estaba prácticamente desierta: fuimos los primeros ciclistas en arribar.Saludé y me presenté:—¿Tú eres Fernando? ¿El que organiza y no va?—Pues sí, soy yo.

Acomodamos las bicicletas en la camioneta de Jesús, esperamos unos minutos más y pasados quince de las seis partimos con destino al punto de salida. A paso veloz ascendimos «la rumo»; tan veloz que las llantas chillaban en las curvas. Llegamos(léase: uff, que alivio), estacionamos, bajamos las bicis y demás equipo, nos tomamos unas fotos y pedaleamos hasta el paraje donde sería el banderazo. «Hey Fernando, allá está otro hijo tuyo que pregunta por ti», pues fui a saludar y a conocerlo.Eran veinte minutos después de las siete cuando se escucha que alguien vocea:—Aldo va a llegar a las ocho. ¿Nos vamos o lo esperamos?—Nooo, ya vámonos…—Aldo trae un dron que nos irá siguiendo.—Ahh bueeeno, así sí, hay que darle una oportunidad.

Avanzamos un poco más en el camino hasta pasar frente a un basurero —donde vimos varios perros hurgando entre los desperdicios—, y más adelante nos detuvimos para escuchar las indicaciones: los downhilleros arrancarían primero, luego los aguerridos montañeros, siguieron los moderados; Jesús, Martín, Roberto y yo íbamos en la parte trasera del grupo. Descendidos unos quinientos metros; Roberto nota problemas con sus frenos; nos detenemos, Arturo, Cesar, Gabriel y Omar nos adelantan, y un cachorro como de unos cuatro meses nos alcanza, «te llamarás Dron, porque nos vienes siguiendo» (awevow). Después de ajustar y lijar las pastas nos pusimos en marcha…— Rrrt, rrrt, rrrrrrt…— ¿Qué es ese ruido?Me detengo y ajusto la bolsa; venía rosando la llanta trasera.Seguimos avanzando, el ajuste no funcionó:—Jesus, ¿traes espacio en tu mochila?—Sí, echala.

Un par de curvas adelante vi a Roberto descendiendo a toda velocidad, parece que sus frenos funcionan de maravilla; en una recta, la primera baja del descenso: una bicicleta con la rueda trasera hecha nudo pues cayó en un hoyo, afortunadamente el ciclista se encuentra bien; le toca abandonar y ascender empujando la bírula. Continuamos bajando los cuatro juntos: Jesús, Martín, Roberto y yo; bueno, el perro también; parábamos a esperar a quien se retrasaba, a tomar fotos, a ajustar los frenos de Roberto(nunca quedaron bien) y a ayudar a otros ciclistas en apuros. Tirado al lado del sendero, alcanzamos a Jerry, de Tijuana, no traía pegamento para parches y sus tubos de repuesto estaban perforados. Intentamos ayudarle durante unos minutos, mas el pegamento no pegaba, el parche no parchaba y el tubo… pues no tubaba; le deseamos suerte, nos retiramos, Dron se quedó con él; más adelante estaban sus coequiperos con problemas al lado del camino; entregamos el recado: «allá arriba está Jerry ponchado»; más tarde nos alcanza —Dron lo acompaña—, solucionó su problema enrollando cinta adhesiva negra a la cámara —idea de negocio millonario—. Otro kilómetro descendido y otro ciclista varado. Adivinen… nos detuvimos, le socorrimos y nos retiramos. Faltando unos tres kilómetros para llegar a la meta, la bicicleta de Robert pierde aire, otros ciclistas paran a auxiliarnos y aprovechamos para inmortalizar el momento posando frente al lente de un celular para un retrato.

Más de dos horas después del arranque, cruzábamos juntos por la linea de meta Arturo, Jesús, Martín, Omar, Roberto, yo y otros ciclistas que habíamos alcanzado; abajo ya esperaban Cesar, Gabriel, Jesús Galicia, y todos los demás pues fuimos los últimos en llegar. El trayecto es una terracería zigzagueante; apenas transitable por vehículos todo-terreno; con pendientes pronunciadas, curvas cerradas, superficie de rodamiento irregular y escarpada, grava y piedras sueltas; el desfiladero está presente —ya por la izquierda, ya por la derecha— en los quince kilómetros de emoción producidos a fuerza de gravedad. Ciertamente no se requiere pedalear mucho pero lo agreste de la ruta obliga a usar constantemente piernas y brazos para controlar la bicicleta, los músculos trabajan y se agotan; nos merecemos una bebida bien heladísima. Creo que pudimos haber completado el recorrido en menos de una hora, sin embargo decidimos pedalear como equipo y detenernos a auxiliar a todo mundo —como buenos samaritanos—; la verdad es que super valió la pena por los [nuevos] amigos ciclistas que uno va encontrando en el camino. Por cierto, no recuerdo haber visto al perro llegar a la meta. ¿Sabe alguien qué fue de él?

Hágase El Descenso es un evento anual organizado por Omar Linares y Aldo Linares. Nos vemos en próximo año, #hazquesuceda.PD: bitácora en strava: goo.gl/UBjMkt

Paseos por el valle #11.

Después de guiar, la semana pasada el paseo #10 por el Cerro Centinela, Martín lo volvió a hacer: organizó y guió el paseo #11 en Cerro Prieto; con nota sobresaliente debo decir, muchas gracias a todos por coincidir y por hacer que suceda. Este domingo asistieron a la rodada un poco más de una docena de ciclistas, ascendieron a la cima del volcán donde avistaron el Sha-Yii; las fotografías que tomaron atestiguan una muy buena la subida «al cerrito» —sí está mega retador—; pedalearon hasta la carretera Mexicali-San Felipe y finalizaron su recorrido a ritmo intenso. Un gusto ver que el buen Gabriel Perez rueda con nosotros nuevamente y que nuestro amigo Jesús Galicia se encontró con el grupo.

Tal parece que al final, aprovechando que estaban en «El Michoacan», fueron a alimentar sus estómagos con deliciosas carnitas y a nutrir sus espíritus ciclistas organizando un descenso por La Rumorosa al cual estoy considerando seriamente asistir pues se antoja memorable la experiencia.

Martín, andas con todo; bieeen.
#hazquesuceda

Paseos por el valle #10.

Recién terminando recorrido de Paseos por el valle #9: Cerro Prieto, mientras degustábamos deliciosos burritos sanluisinos, Martín sugirió ir a pedalear al Cerro Centinela la semana siguiente —siento no poder asistir; si tú guías a los que asisten por primera vez, yo publico la invitación—, trato hecho. Y así ocurrió.

Domingo 5:50AM: mi teléfono sonó y me despertó; alguien ya se dirige al punto de reunión, en el grupo de whatsapp ya hay actividad también: «voy en camino»…»ya llegamos»… «preparando para iniciar»…

La ruta+ Partir de la Planta de Bombeo PB1 CESPM, Cerro El Centinela.+ Pedalear rodeando por El Centinela por el norte, pasando entre el cerro y la linea internacional .+ Llegar hasta la Planta de Bombeo PB2 CESPM.+ Regresar al punto de partida siguiendo el mismo recorrido en sentido contrario.

Al rededor de las 10:15, Roberto, Jesús y Martín regresaban al punto de salida finalizando el recorrido y comenzando a subir las fotos al grupo de whatsapp.Muchas gracias por coincidir, espero rodar con ustedes la próxima vez.

Paseos por el valle #9.

El Paseo

Arribando a diez minutos para la hora me entero que la llanta trasera de mi bicicleta está baja de presión. Martín ya espera y comienza a prepararse para el arranque mientras yo me dirijo a la gasolinera a inflar la llanta. Poco después llegaban Gabriela y Gabriel, mientras tanto las cuatro chicas de San Luis que van a pedalear con nosotros nos envían un mensaje, ya vienen en camino. Al llegar, el grupo queda así: Conny, Fernando, Gabriela, Gabriel, Grecia, Laura, Martín, Neidy. Después de un par de fotos y un «ahorita no, voy a mi trabajo» de un local que no quiso ser fotógrafo, vinieron las indicaciones de seguridad: «hay perros, cuidado, eso es todo».

Arrancamos a eso de las seis y media rumbo al volcán como habíamos acordado, buen clima y excelente ambiente. Ascendimos paso a paso —literal— hasta la cima y observamos el dibujo en piedra del Sha-Yii en el cráter; exhaustos pero satisfechos de haber logrado el ascenso; conversamos y bromeamos largo rato, nos tomamos varías fotos, también compartimos cacahuates y barritas. El descenso fue sin contratiempos y con más fotografías, al llegar a las compuertas, Gabriela y Gabriel decidieron regresar al parque; el resto continuamos el recorrido hasta la carretera Mexicali-San Felipe. Recuerdo que varios perros salieron a nuestro encuentro; especial mención para dos peligrosísimos chihuahuas que casi derriban a una de las chicas, cuando el segundo grupo pasó frente a los perritos, estos se miraron uno al otro como diciendo «ládrales tú, yo ya fui». A mediados de la ruta Grecia ajustó la altura del asiento y el dolor que sentía en la espalda aminoró un poco. Paramos varias veces, y mientras unos admiraban el paisaje y los animales de corral alguien más procuraba un matorral discreto donde ocultase por un momento, if you know what I mean 😉 . A paso lento-moderado llegamos a la meta donde continuamos conversando y bromeando. Mientras degustábamos deliciosos burritos que las chicas prepararon y trajeron desde San Luis, Martín sugirió que fuéramos a pedalear al Cerro Centinela el domingo próximo —siento no poder asistir; si tú guías a los que asisten por primera vez, yo publico la invitación—, trato hecho. Martín se marchó primero, las chicas después; nuevamente no hubo bebidas frías. Que bien nos estamos portando eh. 😉

Los Participantes

Laura es originaria de Ensenada, desde hace un lustro vive en San Luis; anda en bicicleta desde «hace muchos años»… Y se nota pues descendió parte de la cuesta del volcán ¡sin frenos, compa! Frenando con la suela del zapato. Me contó que cuando recién llegó a San Luis montaba una bicicleta tipo downhill… Y pues, ¿dónde?

Neidy nació en Guadalajara, vivió en Ensenada, ciudad de legendaria tradición ciclista. Ha montado bicicleta desde que recuerda. Hace unos pocos años se mudó a San Luis Río Colorado. Disfruta el ciclismo de montaña y ha organizado algunos eventos ciclistas.

Laura y Neidy son socias de un café-restaurante vegetariano en San Luis; habrá que ir a probar. Al momento de redacción de este artículo Café-tólogos no nos patrocina —Café-tólogos patrocinados, ¿no? 😉 —

Conny practica deportes desde temprana edad; también ciclismo al aire libre desde hace relativamente poco, y lo está disfrutando. Originaria de San Luis, alegre, sonriente y extrovertida.

Grecia ama el campo y los árboles; hace tiempo que no pedalea. Tal parece que la altura del asiento le viene causando malestar de espalda el día de hoy.

Martín es ciclista de montaña y urbano; todos los días se transporta en bicicleta de su casa a su trabajo, dónde es encargado de mantenimiento.

Gabriel, es el economista, banquero y gurú financiero del grupo; segunda vez que pedalea en el valle de Mexicali (y segunda vez con nosotros) se ve animado y sonriente: «el paseo está padrísimo».

Gabriela, asistente ejecutiva en transición; siempre con el ánimo en alto y la energía a todo: «SAHUAROOOS». Por momentos nos adelanta; parece que trae prisa por subir al volcán —bieeen—.

Fernando, yo, el que escribe este blog. 😉

Gracias por coincidir, nos vemos la próxima.

Paseos por el valle #8.

Después de rodar como el llanero —solitario— el mes pasado, nuevamente invité a todo mundo a pedalear por Cerro Prieto. Eran las 5:50 cuando pasé por el crucero Puebla – Michoacán, más adelante rebasé un automóvil con dos bicicletas en el rack. Llegué al parque del Michoacán faltando dos minutos para la hora; ahí esperaba Martín, cinco minutos después llegaban Gabriel y Gabriela en el automóvil que antes rebasé. Nos saludamos y presentamos, platicamos un momento y nos preparamos para arrancar.

Comenzamos a rodar a eso de las 6:15. A paso moderado fuimos; el viento ligero se sentía cálido y húmedo; el ambiente era de disfrute: «está muy padre» escuché a Gabriel decir varias veces. Mientras pedaleábamos, platicábamos. Gabriel trabaja en el área de finanzas, es de Guanajuato y recién llegó a Mexicali procedente Magdalena dónde vivió y conoció a Gabriela. Gabriela es de Guadalajara y conoce Mexicali desde hace años y ahora vive acá, comenzó a pedalear en Magdalena después de transitar por un proceso de vida intenso y apasionado: «PURO SAHUAROS, !WUUU!». Martín es encargado de mantenimiento en una compañía en Mexicali; todos los días se transporta en bicicleta de la casa al trabajo y de regreso —el tráfico es complicado en la ciudad—, expresa Martín.

Aunque aún era temprano por la mañana ya se sentía el calorcito y la humedad nos hacía sudar en serio, tan es así que faltando unos tres kilómetros para llegar al cerro paramos a tomar unas fotos y refrescarnos un poco. Tanto nos refrescamos que reconsideramos la idea original de ascender al volcán. El consenso fue finalizar el recorrido por hoy y volver la próxima semana para subir al cerro… De vuelta al ejido Michoacán después de una segura rodada, a eso de las 9:30, nos despedimos con la propuesta de conquistar la cima dentro de siete días y la promesa de unas bebidas bien frías.

Gracias Gabriela, Gabriel y Martín por coincidir, espero lo hayan disfrutado.

Paseos por el valle #7.

Unos tres o cuatro días antes del último domingo de julio —día de rodar— Juan, un buen amigo de la prepa, nos invitó a reunirnos en su casa; hacía bastante tiempo —años, décadas tal vez— que no habíamos coincidido Albania, Claudia, Gabriela, Isabel, Rosa María, Vianey, Juan y Fernando. Platicamos de todo y de nada; del pasado que compartimos, del presente que vive cada quien y del futuro en el que estamos trabajando. Brindamos con bebidas bien frías y degustamos deliciosos wraps de res a la parrilla —ok, tacos de asada pues: chomp, chomp, chomp—. Entre risas, selfies y retratos llega la media noche: me despido pues mañana tengo paseo con Karla.—¿Ya te vas? ¿Eres ciclista? ¿A poco tienes las piernas duras?—Sí a todas la anteriores… Un gusto compartir con ustedes. ¿Cuándo es la próxima reunión?

La mañana siguiente transcurrió como las mañanas de rodada suelen transcurrir; alarma a las cinco, bañarse y cambiarse, subir la bicicleta y el equipo al carro, y partir hasta el punto de reunión: Ejido Michoacán de Ocampo. Al llegar al parque no miré ningún otro ciclista; comencé a preparar el equipo, y los ciclistas no llegaban; armé la bicicleta, y nada; esperé quince minutos, y nadie más apareció. Okey, tal parece que somos todos los que vamos a rodar. Fue un recorrido típico: perros que salen a ladrar al ciclista en solitario que avanza por la margen derecha del Canal Pacífico hasta la carretera Mexicali-San Felipe, luego viene ascenso al volcán, un par de fotografías de cuando en cuando y finalizar sin mayor novedad en el punto de salida. Ya paseamos, ya nos vamos; nos vemos en agosto.

Mientras desarmaba la bírula y guardaba mi equipo en el auto, reflexioné: un mes de anticipación, se interesaron sesenta y sieteen facebook, confirmaron nueve, y asistieron… solamente uno —yo, el que escribe este blog—. Y recordé lo que Juan había dicho la noche de la reunión: «invitación a pocos días o a muchos días es lo mismo; el que viene viene y el que no no; si confirma o si no».

Paseos por el valle: parte 6.

Últimamente el trabajo me ha tenido bastante ocupado y un tanto alejado del ciclismo; también debo confesar que después de no llevarse a cabo el paseo número cinco pensé en no volver a convocar a menos que estuviera yo presente durante el evento. Así pues, era un hecho que no convocaríamos esta semana, al menos en mi mente lo era mas no en la mente de otros ciclistas.

Era viernes por la noche cuando nuestro buen amigo Jesús Galicia III me contactó preguntando por la próxima rodada, la conversación fue más o menos así:
— ¿Cuándo la próxima rodada, domingo a las seis, mismo lugar? Voy a invitar a los de mi club.
— Este fin de semana no puedo asistir pero conoces la ruta, eres bienvenido a guiar a los nuevos; el chiste es que se haga el paseo. ¿Qué dices, te animas?¿Yo convoco y tú los guías?
— ¡Órale pues! Seis de la mañana, en el parque del Michoacán.
— Que así sea entonces, muchas gracias.

El sábado temprano confeccioné la invitación y la publiqué en facebook, en estos cuatro grupos locales relacionados con el ciclismo y con Cerro Prieto: Mexicali en Bicicleta, MTB de Mexicali, Desafío 1000 millas por Baja y Proyecto 10,000 años; un par de horas más tarde habían confirmado asistencia media docena de personas —que bien, con esos seis se arma muy buen cotorreo—. Por la tarde un par de ciclistas solicitaban confirmación sobre el lugar de salida —bamos vien—.

Domingo por la mañana.
Llegaron a la cita puntuales cinco ciclistas, dos más tuvieron un contratiempo mecánico-automotriz en el camino —una llanta ponchada— que los retrasó al punto no poder coincidir con el primer grupo. El primer grupo ascendió al volcán mientras que el segundo rodó entre parcelas deteniéndose a tomar fotografías que luego compartieron en facebook. Según conversaciones vía messenger con algunos de los participantes, todos disfrutaron del paisaje y del recorrido; tuvieron una excelente y segura rodada. Muchas gracias a todos por insistir y por asistir.

Vaya un agradecimiento especial a nuestro buen amigo Jesus Galicia III por guiar a quienes vinieron por primera vez.
Nos vemos en el próximo paseo entre parcelas y canales del valle de Mexicali.

Paseos por el valle: parte 5.

Como cada semana desde hace 5 semanas, convocamos al paseo Michoacán – Cerro Prieto…
Esta sería la quinta vez que el paseo se realizara, sin embargo no se llevó a cabo debido a que nuestro guía tuvo un contratiempo médico; afortunadamente ya se recupera satisfactoriamente. Ofrezco una disculpa a quienes asistieron y no encontraron guía; procuraremos minimizar la ocurrencia de situaciones como esta conviniendo con dos o más personas que conozcan el camino para que funcionen como timonel a quienes asisten por primera vez.

Antes de finalizar esta mini-entrada, deseo recordarles algunos detalles de esta invitación:


Costo.
La admisión a este evento es gratis.

Invitación abierta.
+ Todos bienvenidos.
+ Cada invitado invita a otro.
+ Nivel principiante, amateur e intermedio.
+ Este paseo es auto-organizado por amigos(y nuevos amigos).
* Cada quien es el principal responsable de su propia seguridad.
* Cada quien es responsable de su propio abastecimiento.

¿Qué traer?
+ Bicicleta de montaña en buena condición mecánica.
+ Casco, guantes, lentes, bloqueador solar.
+ Botella con agua. ¡MUY IMPORTANTE!
+ Fruta, barra energética y/o alimentos para consumir durante el recorrido.
+ No olvides tu teléfono o cámara para tomar muchas fotos.

Seguridad.
+ Las personas que participan en este evento lo hacen de forma voluntaria, responsable e informada.
+ Cada participante conoce y asume los posibles riesgos de practicar esta actividad al aire libre.
+ Cada participante se conducirá de forma prudente a fin de no ponerse en riesgo innecesario ni a los demás.
+ Cada participante es el principal responsable de su propia seguridad y abastecimiento.

¿Quién organiza?
Todos: nosotros, ustedes y ellos…
La idea es que entre todos nos auto-organicemos para disfrutar del campo y de los paisajes,
que quien ya conoce la ruta guíe a quien viene por primera vez,
rodearse de nuevos amigos ciclistas y disfrutar de una rodada segura.


Volveremos la próxima semana.

Paseos por el valle: parte 4.

Por cuarto fin de semana consecutivo se realizó el paseo entre parcelas y canales del valle de Mexicali —con ascenso al volcán y toda la cosa—. Asistieron cuatro ciclistas: Ruben, Luisa y Xe, que ya conocen la ruta pues la pedaleamos juntos la semana pasada, y Elvira que vino a recorrer nuevos caminos; tú muy bien, espero que lo hayas disfrutado. Según me comenta Xe, una vez más tuvo que abandonar debido al cansancio; eso es normal, pero si insistes y persistes la buena condición llegará; recuerda que es un proceso, no un evento. Por su parte Ruben, Luisa y Elvira, continuaron el recorrido, subieron al Cerro Prieto y se dieron tiempo para apreciar la figura del Shayii dibujada con piedras en el cráter, bueno hasta se tomaron un par de fotografías; espero que hayan tenido buena diversión y excelente convivencia; ojalá pronto volvamos a coincidir. Aprecio que hayan asistido, por favor hagan suyo este paseo, logremos juntos «que quien ya conoce la ruta guíe a quien viene por primera vez»; ustedes muy bien.

Gracias y felicidades por haber logrado vencer las sábanas esta mañana; seguiremos invitando cada semana mientras las temperaturas lo permitan.

Paseos por el valle: parte 3.

La tercera es la buena, dice la sabiduría popular. Así como el segundo paseo tuvo doble de éxito que el primero; el tercero tuvo el triple que el segundo pues participamos siete ciclistas: cuatro de ellos se transportaron en bicicleta desde la ciudad de Mexicali y tres más en automóvil desde diferentes puntos; sus nombres: Ruben, Luisa, Marisol, Guillermo, Xe, Razo y Francisco.

Llegamos todos al punto de reunión al filo de la hora. Xe observó en el parque dos polluelos de búho que habían caído de su nido así que decidió llamar al 911 y reportarlo a la patrulla ecológica; esperamos unos minutos y partimos al rededor de las 6:10 AM. Como suelen ser las mañanas en los campos de cultivo del valle, ésta era soleada, fresca y hacía una agradable ligera brisa. Sin otra preocupación que disfrutar del paisaje y tomar fotos, transitamos entre parcelas hasta llegar al Canal Pacífico y después hasta la segunda compuerta donde Xe decidió no continuar con el paseo; se apreciaba un tanto agitado y sudoroso; nos despedimos y el resto del grupo continuamos hacia la carretera Mexicali – San Felipe para luego retornar por la margen izquierda del mismo canal hasta llegar a Cerro Prieto.

Al pie del volcán tuvimos una pequeña conversación sobre si subir o no subir, ese era el dilema. ¡Pues subimos! Pedaleando o empujando la bírula llegamos todos hasta la primera estación de antenas; justo ahí donde termina el empedrado y comienza el camino de cemento; después de otra sesión de fotos, la cuestión sobre seguir ascendiendo se repitió: Luisa, Marisol y Francisco decidieron ir hasta el cráter para avistar al Shayii mientras que Razo, Ruben y Guillermo esperarían en el lugar.

Subiendo y tomando fotos, llegando al borde del cráter y tomando fotos, observando el dibujo en el lecho y tomando fotos, bajando y adivinen… ¡tomando fotos! Cuando el grupo se reunió nuevamente, Ruben ayudaba a Razo a ajustar su bicicleta; Luisa y Marisol contaban, maravilladas, lo que acababan de presenciar allá en la parte mas alta del cerro… Ya es hora de regresar —mucho cuidado al bajar, atentos al freno—. Lo cierto es que cada quien asciende y desciende a su propio ritmo; los que se adelantaron esperaron bajo la sombra de unos mezquites a quienes venían detrás, la brisa matutina se había convertido en viento ligero, muy agradable. Reunido el grupo, aprovechamos un momento más del cobijo de esos árboles, luego pedaleamos más o menos rápido, sin detenernos, hasta llegar a la meta. Siendo las diez de la mañana y estando oficialmente sedientos, conseguimos unas bebidas de esas hidratantes-refrescantes-alegrantes(solo una pues habrá que manejar o pedalear de regreso a casa). Bien merecida la bebida y muy amena la charla —esto de ser ciclista me gusta—, unos cuarenta y cinco minutos después: «aquí se rompió una taza, cuidado con los pedacitos»…

Muchísimas gracias por asistir; muy buena rodada y excelente compañía; disfrutamos del paisaje y del aroma a campo, además no encontramos perros-entrena-ciclistas. Ojalá que volvamos a coincidir.