Paseos por el valle: parte 2.

Perros en el camino.

Después del éxito del paseo del fin de semana pasado —el cual pedaleé en solitario—, convoqué nuevamente, diré que esta vez asistieron el doble de ciclistas que la vez anterior, por tanto diré que el éxito fue doble también. Durante la semana media docena de personas manifestaron su interés de pedalear con nosotros por los canales del valle de Mexicali, para la noche previa al arranque prácticamente todos habían desistido —yo de todos modos iré—, pensé. Esa noche dejé todo preparado: casco, zapatillas, guantes, agua, fruta… y bicicleta; buenas noches. Cuando escuché la alarma sonar eran ya las 5:15 AM —aghh no, ¿¡otra vez tarde!? Después siguió el ritual matutino: bañar, desayunar, cargar el equipo y partir. Está amaneciendo, la carretera está libre, sin tránsito, el trayecto vía carretera San Felipe es ágil, ello no evita que llegue al ejido Michoacán al filo de la hora citada 6:00 AM —es decir, técnicamente tarde 🙁 —. Saludé a Jesús, el otro ciclista que acudió a la invitación, y me preparé rápidamente, luego de cinco minutos mi bicicleta y yo estábamos listos, aún esperamos otros cinco y partimos pasando diez de la hora. Tan pronto arrancamos Jesús dice «por aquí hay muchos perros en la calle y allá en el Pacífico también».

Al doblar la esquina se aprecian a unos veinte o treinta metros dos reuniones de perros, el líder del primer grupo aparenta ser un can adulto, robusto, orejas cortadas, de complexión musculosa y mirada punzante; por ahora no están interesados en entrenar ciclistas, sus prioridades son otras, cuando nosotros reducimos la velocidad frente a ellos hasta casi detenernos solo nos observan en tensa calma protegiendo su posición pues en el grupo hay una hembra en calores; cuando ella se mueve los demás la secundan; corrección: la que manda es ella. El segundo grupo está compuesto por individuos jóvenes, casi cachorros, curiosos, tal vez quieran jugar a muerde al ciclista —hoy no, chicos—; nuevamente superamos el contratiempo sin mayor dificultad.

Las escenas de ciclistas atentos al camino y al canino, y de perros que ladran, amagan el ataque para luego retractar, y de humanos transitar al lado de la jauría sin dañar se repiten cada día; no es la primera vez que nos hemos encontrado y seguramente no será la última; aquí dejo esta mini-guía acerca de los perros en el camino:

Primero (50 a 100 metros). Conservar la calma y estar atento al camino y a los alrededores, identifica con ojos y oídos la posible presencia de caninos.

Segundo (10 a 50 metros). Conservar la calma y evaluar la situación respecto a la cantidad, posición e intención que tienen los perros. Es muy importante aprender a «leer» su lenguaje corporal y ladrido, ¿está avisando? ¿invitando a que te alejes? ¿anunciando carga? ¿atacando? Los canes son territoriales, te advertirán que estás en sus dominios, que te andes con cuidado. Si todo va bien, no pasará de un ladrido tipo «aléjate humano», dejarás de parecer interesante y volverá rápidamente sus actividades perrunas.

Tercero (5 a 10 metros). Conservar la calma y mantener una distancia segura. Siempre habrá algún chucho que se acerque un poco más. No, no aceleres el paso, eso podría azuzar al animal, la presa eres tú, no es bonito y no terminará bien. Es recomendable disminuir la velocidad, incluso desmontar de la bicicleta y posicionarte detrás de ella a manera de escudo para aparentar ser más grande, con esto la gran mayoría de los perros desistirán de seguir avanzando.

Cuarto (1 a 5 metros). Conservar la calma y «dialogar». Algunos cuadrúpedos serán más osados acortando la distancia a un par de metros, es momento de usar tu voz firme para demostrarle que tienes el control, ordena que se aleje y vaya a casa —no entiende español pero entiende tu tono de autoridad—, acompaña el mandato con un ademán por lo alto o finge recoger una piedra. Muy pocos perros sostienen su intención de seguir avanzando después de esto.

Quinto (menos de 1 metro). Conservar la calma, y limitar y contener ataque. A pesar de todo lo anterior el perro no desiste, emprende la carga e insiste en morder… ¿cómo fue que llegamos a esta situación? Ahora tu prioridad es evitar que te haga daño: posiciona tu cuerpo detrás de la bici a manera de barrera, dale algo para morder —algo que no seas tú— un tubo, una prenda, la botella de agua o la bomba de aire y aprovecha la distracción para poner distancia lentamente.

Sexto (siempre, a toda distancia). Conservar la calma, evitar confrontación y des-escalar la situación progresivamente hasta que ambos estén seguros. Si te produce sensación de seguridad podrías llevar un par de piedras en el bolsillo y usarlas a manera de «disparos de advertencia». Tal vez podrías remplazar las piedras por bocadillos, al olfatear comida irán por ella y puede que hasta te consideren amigo (hazlo con cuidado, a una distancia segura, no lo he probado y no sé si esto funciona). También hay de venta en el mercado repelentes a base de ultrasonido o sustancias irritantes que le causan dolor temporal pero no hacen daño permanente. Recuerda que ellos no tienen el instinto de cazar ciclistas para comer; no son malvados pero es posible tengan dueños irresponsables incapaces de corregir sus malos hábitos o que estén de hecho abandonados. Hagas lo que hagas, respeta al animal, a menos que sea una situación en que tu seguridad o tu vida esté en inminente peligro, es tu deber prevenir dolor y/o daño innecesarios.

Todos los ciclistas que asistimos al paseo —dos— completamos el recorrido ejido Michoacán > Colonia Pacífico > Cerro Prieto (con subida y toda la vaina) > ejido Michoacán sin más novedad que haber ejercitado piernas y corazón, apreciando el paisaje, respirado el aire fresco de la mañana, conversando de hazañas en bicicleta y planeando la próxima rodada; lo más importante es que ningún humano y ningún canino resultó lastimado durante la realización de este paseo ciclista entre parcelas, canales y ascenso al volcán ni durante la confección del presente artículo. 😉

Felices y seguras rodadas. 🙂

Paseos por el valle: parte 1.

Han pasado como 70 días desde mi anterior artículo y como 40 desde mi más reciente rodada. ¿Qué rápido pasa el tiempo? ¡Que rápido pasa el tiempo! Ya fue por motivo de salud o trabajo no he escrito ni pedaleado en semanas —no había—, hoy por fin se hizo la machaca para ambas-dos. Así que no me extrañen ni me esperen pues ya volví. 😉

En el Valle de Mexicali.Hace unos días decidí pasar unas semanas en casa de mi padre en el Valle de Mexicali, Baja California, México; el plan original era reanudar las rodadas con Lorena (mi bicicleta de ruta), durante las tardes, por las calles y carreteras locales… pero… ammm… esteee… bueeeno… Debo decir que no percibo a los automovilistas de esta región como personas malvadas, solo un poco faltos de pericia, por tanto prefiero no exponerme a riesgos innecesarios, al menos por ahora; digamos que no es miedo sino precaución. Así que aplicando un [no tan rápido] cambio de plan y [sí muy conveniente] cambio de bicicleta; será con Carlota (mi bicicleta de montaña), será durante las mañanas y será por los canales de irrigación del Valle de Mexicali donde pedalee estos próximos días.

Consiguiendo compañeros de pedal.Preferible rodar en pareja o grupo que sólo; es más ameno y seguro pues en caso que algún incidente le ocurriera a uno el otro podría salir corriendo gritando despavorido a pedir auxilio —mejor no, siempre conserve la calma—. Así pues, organicé un evento en Facebook, «huy, asistirán muchos ciclistas, y tomarán muchas fotografías, y será un éxito», eso imaginé. Ok, acepto que tal vez la organización fue de último minuto, fue por la emoción pues.

Sábado, 20-mayo-2017:00:15: publicación/invitación al evento.

Domingo, 21-mayo-2017:05:00: suena la alarma.05:30: agua: check, casco: check… ¿qué falta? ah sí, la bici… bicicleta: check, listo, vámonos.05:45: oh cielos, olvidé mi celular, alguien más tendrá que tomar las fotos.05:58: llegando al punto de reunión: —uff, pensé que llegaba tarde—.06:05: parece que ahí vienen otros [ciclistas]… no, no son, ni modo, así es la vida.06:10: tal vez ya no vino nadie.06:15: bueno, comencemos: semos na’mas tú y yo, Carlota…

La Ida.Estacioné mi auto frente al parque del ejido Michoacán de Ocampo, este parece un pueblo tranquilo y relativamente ordenado (al menos a esa hora de la mañana), desde temprano se aprecia gente que se dirige a sus labores en el campo, algunos se transportan en camioneta y otros en bicicleta (sí en domingo, los cultivos también crecen los domingos). Visto el equipo y armo la bicicleta; ojos curiosos dicen buenos días, un ciclista recogiendo latas de aluminio; aseguro casco; monto bicicleta y tomo rumbo sur entre las parcelas hacia el canal alimentador y después hacia el volcán. Me encuentro un grupo de perros por la calle, no creo que sean perros callejeros, solo están en la calle siendo perros; me miran, los miro —nos miramos—, me ladran —no les respondo pues no sé el idioma—, pierden el interés rápidamente y regresan a lo suyo; tal vez están acostumbrados a ver ciclistas.

Al transitar por entre las parcelas ya está totalmente amanecido; la mañana, aunque soleada, es fresca; el campo huele a tierra mojada, y a mezquites, y a hierba, y un conejo cruza delante de mí a toda prisa, y a lo lejos están los regadores concentrados en sus labor, y hasta llegar al pie del volcán encuentro cero tráfico de automóviles, y también me parece que hay menos basura que otras veces que he pasado por aquí.

El Cerro Prieto.La vereda que lleva a la cima del volcán está recubierta de empedrado desde el pie hasta la primera estación de antenas, de cemento a partir de ahí hasta la segunda estación de antenas y por último un tramo de terracería en franco mal estado que lleva hasta la parte más alta. La primera sección está «pedaleable» tanto en ascenso como en descenso, la segunda es la más inclinada de todas, aun no logro vencerla en subida aunque alguna vez ya me atreví en bajada, y la tercera… la tercera no me provoca pedalear por ahí ni de ida ni de vuelta, mejor bajarse y empujar la bicicleta. 😉 Otra forma de clasificar podría ser: rompe-piernas, rompe-corazones, rompe-madres. 😮

El Regreso.Sin duda esos cuarenta días sin actividad me pasaron la factura: al llegar a la parte pavimentada, las piernas me ardían y me faltaba el aire; intenté dos veces subirla y las dos veces la pendiente me dijo «hoy no, chico». La vista del valle desde lo alto del cerro es espectacular —no diré más, tienes que ir—. El descenso es más amable con pulmones y piernas mas no con brazos y manos; mucho cuidado al bajar, si no traes buenos frenos mejor será no subir primeramente. Regresando sobre mis pasos —o sobre mis rodadas— me detuve un momento a orillas del canal para contemplar, como hipnotizado, cómo fluye el agua por las compuertas. Aún es temprano mas lo cálido del sol ya comienza a picar en la piel. Luego de unos minutos reanudé mi marcha y llegué al punto de donde había partido unas dos horas antes. Desabrocho el casco, desarmo la bicicleta, me cambio de zapatos, guardo mi equipo, monto en mi auto y me dirijo a casa. Fue una buena rodada; ya me hacía falta acción.

Al final no asistieron otros ciclistas a la cita, tampoco hubo ninguna fotografía, pero sí considero que ésta rodada fue un éxito 🙂 . Bueno será repetir la próxima semana, esta vez acompañado.

¿Dónde rodar?

Por fin decidiste incursionar en el ciclismo recreativo. ¡Bien por ti y por tu salud!Ahora la pregunta es, ¿dónde demonios voy a pedalear?La respuesta es sencilla: donde sea seguro, permitido y adecuado para el tipo de bicicleta que tengas.Analicemos rápidamente cuatro tipos de bicicleta: ruta, montaña, cyclocross y urbana.

Bicicletas de Ruta.También llamadas de carretera, de carreras, rutera o road bikes.Son maquinas ligeras, elegantes y rápidas. Usualmente están construidas en aluminio o carbono, vienen equipadas con llantas lisas y delgadas. Ideales para pedalear velozmente distancias entre 20 y 200 kilómetros (o más), debido a su geometría tienden a ser un poco incomodas por lo que se recomienda el uso de short con chamoy, zapatillas y guantes.Sí-sí: pensadas para rodar sobre superficies asfaltadas o pavimentadas como ciclo-pistas, calles y carreteras en buen estado, toleran un poco de arenilla (pero solo un poco) en el camino y se comportan muy bien bajo la lluvia o en suelo mojado —siempre extremando precauciones—. Dependiendo del grupo de componentes con el que cuentes, podrás ascender cómodamente (esto es relativo) puertos de montaña y cuestas de inclinación considerable —recuerda: siempre sobre superficies de asfalto o pavimento en buen estado— y disfrutar de un descenso seguro —siempre que no excedas los límites de velocidad ni la capacidad de los frenos—.No-no: evita los caminos de arena, grava, lodo, pasto, veredas y en general toda superficie blanda; las llantas delgadas no se portan nada bien aquí. En piso mojado o con lluvia sé extra-cuidadoso con las manchas de aceite en medio del camino, con los balizados y con las tapas de metal de alcantarillas pues los neumáticos lisos no tienen buen agarre y podrías derrapar. La distancia de frenado también se incrementa en presencia de agua o lodo.

Bicicletas de Montaña.También se les conoce como bicicleta todo terreno, BTT, mountain bike o MTB.Son ingenios de construcción resistente y diseño atractivo, mucho más robustas que una road bike. Por lo general están hecha de acero o aluminio reforzado, aunque últimamente también las hay de carbono, sus llantas son anchas con gajos. Perfectas para hacer recorridos campo traviesa de 20 a 120 kilómetros (o más), aunque son más cómodas que una rutera, también son más lentas —por el tipo de superficie y por su propio peso—, se recomienda usar chamoy, zapatillas y guantes. Usualmente vendrán equipadas con frenos de disco; estos tienen una capacidad impresionante para detener la bicicleta.Sí-sí: dado que las MTB no necesitan superficies lisas, puedes rodar fuera del camino sobre arena, grava, lodo, pasto y veredas —siempre que estas no sean excesivamente blandas y profundas—. El piso mojado o la lluvia no son problema para ella —de cualquier modo, siempre anda con cuidado—. Ascender puertos de montaña y cuestas no es obstáculo tampoco pues tendrás cambios de sobra para tal propósito y el descenso es, en general, más estable aunque más lento que con una de ruta.No-no: evita los arenales, —¡agh, malditos arenales!—. Ten cuidado con los lodazales y con los charcos pues nunca sabes que hay debajo ni que tan profundos son. Respeta las plantas y ellas te respetarán, especialmente las que tienen espinas. A menos que poseas la destreza y el equipo adecuado para downhill, también aléjate de las bajadas muy escarpadas y de los precipicios. Recuerda que montas una bicicleta no un tanque de guerra.NOTA: el pavimento gasta mucho más rápido las llantas con gajos; el que la MTB ‘pueda’ no significa que ‘debas’ rodar siempre sobre estas superficies.

Bicicleta tipo Cyclocross.A simple vista parece una road bike con frenos de disco y llantas delgadas con gajos… ¿¡QUE!?Podríamos decir que es una cruza muy interesante entre una road bike y una MTB, las hay de aluminio y carbono. Instalando las llantas adecuadas se portan muy bien en superficies duras y semi-duras, esta bicicleta no teme a las largas distancias en carretera, ni a las veredas de gravilla, ni a la lluvia, ni al lodo superficial, ni al pasto. Es muy ágil subiendo puertos de montaña y la bajada no es problema pues es tan ligera como una rutera y tan potente al frenar como una de montaña, aun en ambientes con agua o lodo. En resumidas cuentas es una máquina sumamente versátil. Al igual que en las MTB, aléjate de charcos, lodazal profundo y los arenales —¡agh, malditos arenales!—.

Bicicleta Urbana.Diseñada para transitar en las calles de la ciudad. Buena combinación: ligera, la más cómoda y relajada de las cuatro, suficientemente reforzada para llevar cargas ligeras, usualmente construida en acero o aluminio y equipada con guarda-fangos. Tiene llantas más lisas que una MTB y más anchas que una de ruta; puede transitar elegantemente en pavimento y veredas de superficie semi-dura, hasta hay algunas que son eléctricas pero eso ya es otra categoría. Prácticamente cualquier bicicleta es convertible en urban bike; el ‘kit de conversión’ sería más o menos así: neumáticos semi-lisos anchos, guarda-fangos, asiento cómodo, pedales de plataforma, parrilla o canastilla, luz blanca delantera, luz roja trasera y timbre-campana.

Sea cual sea la bírula que elegiste, investiga si tu comunidad cuenta con ciclo-pistas libres de automóviles o parques para ciclismo y sácales el máximo provecho. Consulta y aprende el reglamento de transito, pedalea solamente en las zonas permitidas tomando todas las precauciones y respetando las señales. Al pedalear en la vía publica, ten en cuenta que usualmente las normativas permiten la circulación de bicicletas solamente sobre las calles y ciclo-pistas, no sobre las banquetas; estas son para los peatones. Algunas comunidades y automovilistas son más bike-friendly que otras; sé precavido, respetuoso y SIEMPRE utiliza el casco.

Tus primeros cien.

No te voy a mentir, para un ciclista principiante como yo pedalear por primera vez cien kilómetros en un día no es nada fácil —es muy difícil— es lo que en México llaman «una chinga».

¿Entonces, mejor así lo dejamos?¡Ja! Ni de broma. Claro que no. La satisfacción de alcanzar esa meta por vez primera es inigualable; te sientes el rey del mundo. Después de ello, seguro no te podrás mover durante tres días, luego recordarás todo lo que pasaste para conquistar el objetivo y sonreirás; bueno un poco nada más porque hasta hacer eso te va a doler… o tal vez no. 😉

¿Cómo se consigue?A menos que hayas heredado una genética a prueba de balas o que lleves un tiempo razonable haciendo otra clase de ejercicios, tus primeros cien no son un evento sino un proceso que te llevará varias semanas de entrenamiento y recuperación durante las cuales habrá días buenos y días malos. No os desesperéis que Roma no se hizo en un día y tus primeros cien tampoco se harán así; mucha paciencia pero sin excesos, disciplina pero no castigo, constancia pero no obsesión ya sabes, lo de siempre. Vamos por partes, voy a dividir este proceso en ‘antes’, ‘durante’ y ‘después’. ¿Por qué? Porque sí, ¿por qué no?Otra cosa: mi impresión es que pedalear cien kilómetros durante un evento ciclista organizado es más llevadero que hacerlo a solas pues la compañía de otros ciclistas motiva bastante.

Antes.La preparación es importante.Entrena, entrena, entrena… Pero no te excedas. Las primeras sesiones son las más difíciles; ya después le tomas gusto. Entrena con la bicicleta y sin ella, es decir, establece tus rutinas para alimentarte, dormir y pedalear. Observa minuciosamente el efecto que tienen en ti todo lo que comes y bebes antes, durante y después de pedalear, toma nota de la cantidad y calidad de sueño en tus días de entrenamiento y de los cambios que notes en ti. Ve incrementando la distancia e intensidad de tus entrenamientos poco a poco, digamos 5 a 20 por ciento cada semana.Por ejemplo: si comienzas con 10 km la primera semana con incrementos del 20%, teóricamente, en 14 semanas estarás haciendo recorridos de 100 kilómetros.NOTA: esto es sólo un análisis teórico-matemático, no un programa de entrenamiento ni consejo médico. En caso de duda consulte a un profesional.

Durante.Esta ‘carrera’ comienza el día anterior, come bien, duerme bien y relájate. Deja todo preparado desde entonces: bicicleta, casco, zapatillas, herramienta, ánforas, fruta, barras energéticas, etcétera. El día de la ‘carrera’ tómalo con mucha calma, son tus primeros cien; es un paseo no una competencia. Mentaliza, solo tienes que pedalear un kilómetro cualquiera puede hacer eso, y repetir 100 veces, eso es pan comido. ¿Te adelantaron? Déjalos que se vayan; solo estás compitiendo contra ti mismo; guarda esas energías, las vas a necesitar. Bebe un poco de agua cada cierto tiempo digamos cada 15 – 30 minutos y come antes que sientas hambre. Haz paradas cortas en los puntos de abastecimiento no más de 5 minutos, bebe un poco de agua o bebida preparada, come algo de fruta, rellena las ánforas, estírate y continúa el trayecto. Recuerda que la velocidad mata, no corretees, pedalea eficiente; concéntrate en mantener un paso cómodo, ni muy-muy ni tan-tan, una vez que lo consigas, disfruta del paisaje y de la compañía, sonríe, saluda y haz plática. ¡Muy bien! No olvides tomar fotos y encender el ‘strava’.

Después.Sonríe, lo hiciste.Ya eres parte del ‘club centenario’.Disfruta la sensación. ¿La sientes?Hidrátate y come algo.Lo conseguiste. ¿Gustas una cerveza?Tu rostro refleja al tiempo algo de agotamiento y satisfacción.¡Salud! ¿No que no se podía? 🙂

Durante los siguientes días, tus músculos tal vez estén agotados, doloridos y hasta inflamados. Continua la hidratación, aliméntate bien para reponer los nutrientes gastados, relájate; consigue una sesión de masaje -eso ayuda muchísimo-, asegúrate de encontrar el tiempo para poner tu cuerpo en ‘modo reparación’ y dormir ocho horas continuas. Si el dolor llega a categoría ‘insoportable’ entonces consulta a un profesional de la salud. Aprende a escuchar las señales que tu cuerpo te envía y nunca las ignores; no duele igual la fatiga que la herida.

Después, después.Podrías comentar con otros ‘centenarios’ nuevos amigos tuyos— los detalles de esta experiencia, subir las fotos a facebook, comparar los tiempos en strava, platicar a otros no-ciclistas sobre las ‘increíbles hazañas’ que has conseguido…Vaya, que hasta podrías escribir un blog sobre el tema. 😉

Te vas a morir.

… todos moriremos algún día, eso es seguro.No sabemos dónde y no sabemos cuándo pero tal vez podemos influir un poco en el cómo.

La muerte te acompaña a todo lugar, te observa a cada momento con una paciencia que da escalofríos y toma mil formas.En la ciudad respiramos gases venenosos, en el campo hay animales peligrosos. Si caminas o corres por la calle un auto podría llevarte al otro mundo. Si vas a la montaña al caer de las alturas y en el mar los calambres al nadar. Si sales a pedalear los peligros son atropellamiento, caída y colisión. Al escalar un puerto de montaña podría fallar el corazón y en la bajada fallar los frenos sin razón. Es verdad, la velocidad mata pero la inmovilidad también lo hace, si te quedas media vida en la ‘seguridad de tu sofá’ tal vez ella venga por ti en forma de diabetes o enfermedad cardíaca. En el hogar te acechan el gas, la electricidad y el resbaloso jabón en la bañera. De cualquier modo morirás; todos moriremos un día… pero los otros días no… los otros días ¡a vivir!

Camina o corre o nada o pedalea –o todo–, que le cueste alcanzarte. Viaja o emprende tu pasión o ríe a carcajadas –o todo–, que le cueste acorralarte. Mejor, que tengas buena historia que contarle y sonrisa y mirada sin temor.

Mientras llega el día, poco a poco y sin rendirte, pedalea diez kilómetros primero, cien después, luego mil y otros mil, sube ese puerto de montaña, cien metros de ascenso y otros cien, luego disfruta del bajar. Viaja lejos y cuando regreses vete otra vez, a otro país –a otros países– de Alaska a Patagonia, de Portugal a Turquía, de Marruecos a Sudáfrica a Etiopía, luego Rusia, India, China y Oceanía. Si no lo haces tú, nadie lo hará por ti, nadie puede, tienes que hacerlo tú. Dale, vete en bicicleta. Sí, en bicicleta. ¡Claro que se puede! Vete, ni el primero ni el último serás. Te parece que es una locura, pues claro que lo es, mas más locura es el mundo no conocer. No temas, visitarás miles de lugares interesantes, encontrarás a muchas personas buenas –el mundo está lleno de ellas–, comerás cientos de platillos diferentes y beberás licores efervescentes. Quienes lo han hecho dicen que valió la pena; lo llaman ‘tu sueño perseguir’.

Y cuando el día llegue, tú ya habrás vivido.¿Y lo viajado quién te lo quitará? 😉

El sillín.

Sí, pedalear la bírula fortalece el corazón y protege el cerebro.Sí, montar la cleta regularmente mejora los niveles de colesterol.Sí, andar en cicla ayuda a alejar la diabetes.No, la bicicleta no causa infertilidad.No, el ciclismo no provoca disfunción eréctil… O bueno, más o menos.

¿Qué ocurre allá abajo?Pues que en condiciones normales, la erección es provocada por un fenómeno de presión de flujo sanguíneo, por tanto si la circulación se ve reducida en las arterias que irrigan esa zona o los nervios responsables se ven comprimidos o dañados, la respuesta al estímulo que provoca la excitación también se verá afectada. Por lo tanto, montar bicicleta puede causar disfunción eréctil. Parece muy lógico, una cosa lleva a la otra, hasta solían decir «existen dos tipos de ciclista: los que son impotentes y los que serán impotentes», sin embargo la nueva evidencia indica que los daños pueden evitarse utilizando el equipo adecuado de la forma correcta.

Lo bueno.Los que practiquen ciclismo de forma correcta y con regularidad sabrán y disfrutarán de los beneficios del ejercicio: mejores niveles de glucosa/insulina, triglicéridos y colesterol, músculos más fuertes y eficientes, mejor respiración y resistencia, corazón más saludable, perderán un par de kilos y hasta tendrán relaciones sexuales más vigorosas; un largo etcétera completa la lista.

Lo malo.Todo beneficio se irá al carajo si lo bueno se hace mal.Una bicicleta de medida equivocada o mal ajustada puede provocar lesiones en hombros, cuello, muñecas, rodillas, espalda, y claro, en las pelotas también.El sillín, o asiento, debe adaptarse a la anatomía del ciclista, esto es: que los puntos de presión sean isquiones y glúteos, no perineo –eso, o tu amigo pagará–.El acolchado (chamoy) del short de ciclista debe ser el adecuado, ni muy-muy ni tan-tan pues ambos casos pueden ser factor para producir presión en el nies*.Pasar demasiado tiempo sobre el asiento en una sola posición ejerce presión continua sobre nervios, arterias y venas en la zona del perineo, esto aumenta el riesgo de daño.En resumidas cuentas, la bírula destruirá tu vida sexual a menos que atiendas a las señales que tu cuerpo te envía:1. Durante el pedaleo: sensación de presión, hormigueo, adormecimiento y dolor en la zona genital, piernas o espalda.2. Horas después: enrojecimiento, inflamación, hormigueo, adormecimiento, dolor en perineo y piernas.3. Días después: dolor, infección en vías urinarias, perdida de sensibilidad.NOTA: birulaplanet.com no da consejos médicos, en caso de duda por favor consulta a un profesional de la salud.

* NiesDel lat. tardío perinaeon, y este del gr. περίναιον perínaion.Región anatómica que ni es ano, ni es testículo, ni es vulva.

Lo feo. Si no atiendes las primeras señales, estas van a progresar, tenlo por seguro. Te lo diré de otra manera; acompáñame a leer esta triste historia:

Un día, Clicista sintió hormigueo: lo ignoró…Otro día, Clicista sintió dolor: lo ignoró…… Un día a Ciclista se le apagó y ya no prendió.Ya no prendía y la novia con Ciclista se enojó.Le daba y le daba, y no hacia ni chispitas, Ciclista se asustó.«Al médico ahora te vas y visitas», la novia a Ciclista le exigió.«S.S.P.M», en la receta el doctor escribió.«Sano, Sanote Puro Machote», Ciclista pensó: «Solo Sirve Pa Mear», el galeno le aclaró.FIN.

Que no te pase. Por cierto, esto no solo afecta a los varones; una bicicleta mal ajustada también puede ser perjudicial para las mujeres ciclistas.

El remedio.Prevenir, ajustar, corregir, repetir.Acude a tu tienda local especialista en bicicletas para que te realicen un ‘bike fitting’, algunos establecimientos también ofrecen prueba de diferentes tipos de sillín (divididos, con hendidura central, con nariz baja y sin nariz) experimenta con varios y elige el que mejor te convenga. Si se siente incomodo tal vez está mal ajustado, corrige. Tampoco exageres, los ajustes drásticos y frecuentes no son recomendados, una vez que obtuviste las medidas base de tu bike fitting mantenlas por unos días para acostumbrarte, si la incomodidad continúa o empeora entonces reajusta de a poco. Durante el pedaleo cambia de posición en el asiento o párate en los pedales cada cierto tiempo, digamos cada 15 minutos. Después de pedalear es muy recomendado que por salud busques a tu pareja y se den lo suyo 😉 –bueno, y si no tienes pareja pues toca ejecutar el ‘modo de acceso manual 😛 ‘–. Es común sentir malestar por unas horas después de entrenar durante las primeras semanas pero si persisten ajusta, si continúan progresando deja el ciclismo por unos días, si el malestar no cede a pesar de los ajustes acude con un profesional de la salud y sigue sus indicaciones. La conclusión es que asiento y bicicleta a la medida, del tipo adecuado y correctamente ajustados te van a ahorrar dolores de cabeza… y de perineo, literal. Que quede claro, la disfunción eréctil parece más probable personas con estilo de vida sedentario que en ciclistas, así que pedalea sin temor.

Felices pedaleadas. 🙂

El casco.

Como dice el viejo y conocido refrán: «ciclista precavido… utiliza casco» –o bueno, la idea es esa–.Al paso del tiempo persiste el debate sobre si el casco protege o es solo ilusión, los argumentos de ambos bandos parecen muy sólidos. Por un lado se presume como una medida preventiva para reducir los riesgos de lesión en la cabeza y por otro se reconoce incapaz de garantizar la integridad del portador en ambientes urbanos. Tal vez el casco es una de esas cosas que es mejor tener y no ocupar que ocupar y no tener. De cualquier modo –y, parafraseando a mi abuelo– «para que te lleve el diablo no ocupas [preparar] lonche». 😛

¿Protege?Respuesta corta: pues claro que sí.Respuesta larga: pues… depende…Para que un casco haga su función de forma adecuada se debe cumplir con tres condiciones fundamentales:

1. Que sea de tipo y talla correctos.Tipo: elige un casco que sea acorde al tipo de ciclismo que practicas, rutero: casco de ruta, montañero: casco MTB, downhilero: casco downhill… bueno, ya tienes la idea. Ademas del diseño, peso y ventilación, cada tipo ofrece diferente niveles de protección (muy importante).Talla: calibra la circunferencia de tu cabeza y luego pruébate uno que sea de tu medida, ejemplo: M(54-57cm), L(58-61cm), verificar con el fabricante o distribuidor.Antes de comprar verifica que te sea cómodo, que no apriete ni quede suelto.

2. Que esté bien asegurado y ajustado.El casco se coloca sobre la cabeza cuidando que quede nivelado en el plano horizontal, dejando una distancia aproximada de dos dedos entre las cejas y el borde, no debe deslizarse en ninguna dirección –firme mas no incómodo–, abrochar la hebilla, ajustar la correa hasta que holgura solo permita colocar dos dedos bajo tu barbilla. Entre mejor se adapte a tu cabeza mejor serán la comodidad y seguridad. Visitar una tienda de bicicletas y pedir ayuda a un representante es altamente recomendado.

3. Que no excedas sus capacidades y especificaciones.Un choque en bicicleta puede ocurrir en cualquier momento, el casco reduce –REDUCE, no elimina– el riesgo de cierto tipo de lesiones en la cabeza pero recuerda que no es indestructible ni es invencible. No te protegerá de choques a exceso de velocidad contra objetos estáticos, tampoco de colisiones contra automóviles en movimiento. No está indicado para ciclistas candidatos a los Premios Darwin o que utilizan el equipo incorrecto, ejemplo: casco de ruta para hacer downhill; peor: casco ciclista para practicar moto-ciclismo <inserte facepalm aquí>. El ciclismo es ya de por sí un poquitín peligrosillo; no hagas idioteces que nos pongan en riesgo.

4. Que aún hay otra(s)…+ Debe cumplir con las normas y estándares de seguridad.+ Los cascos expiran, el tiempo típico para remplazarlo es más o menos cada 3 años (consulta con el fabricante).+ También lo debes remplazar si estuvo involucrado en algún choque o accidente.+ Si tiene daño o maltrato visibles, adivina: remplazo.+ Si creciste, remplazo.+ Si se te cae o se golpea, remplazo.+ Solo puede protegerte cuando lo usas.+ Además, ¿dónde más podrías montar la action camera? :-)+ OK, fueron más de tres; así es la vida a veces. 😉

¿Es obligatorio?Eso depende de a quién le preguntes, o mejor dicho, depende en qué país, región o cuidad preguntes, estos son algunos ejemplos:En Argentina es obligatorio pero sin multas.En Australia es obligatorio por ley.En Chile es obligatorio en zonas urbanas y sugerido en zonas rurales.En Colombia es obligatorio.En España es obligatorio para adultos en zonas urbanas, excepto cuando hace calor.En EEUU varía por estado, por ejemplo: en California no es obligatorio para adultos pero sí para menores.En México varía por estado y por ciudad, por ejemplo: en Ciudad de México no es obligatorio pero en la ciudad de Mexicali sí lo es.En Puerto Rico es obligatorio por ley pero en desuso por costumbre.En Sudáfrica es obligatorio por una ley que prácticamente no se aplica.En Uruguay es obligatorio.En Canadá, Japón o Israel es obligatorio para personas menores de cierta edad.En Alemania, Finlandia, Francia, India, Suiza o Reino Unido la ley no lo requiere.En Portugal y Rusia solo es obligatorio para ciclistas en bicicleta eléctrica.En la gran mayoría de eventos y competencias ciclistas, el uso del casco es obligatorio.En caso de duda consulte el reglamento de transito que corresponda a su país, estado o cuidad.Usar un casco al montar bicicleta, puede servir de buen ejemplo: seguridad primero.

¿Cuanto cuesta?Los precios de un casco comienzan desde unos 40 dolares americanos hasta 400 dolares (y los hay más costosos). Son varios los factores que influyen en su precio: tipo, diseño, peso, ventilación, materiales, marca, etc. Recomiendo eligir la mejor protección que tu economía te pueda conseguir sin arruinar tus finanzas, tal vez quieras verlo como una inversión para conservar lo más valioso que tienes: tu cerebro, tu mente, tú. Ten en cuenta que un casco utilizado correctamente es una posibilidad (no es garantía) de reducir el riesgo de una lesión grave en la cabeza. Aun con sus limitaciones, el casco sigue siendo mucho más económico que los puntos de sutura, una fractura, la terapia o un funeral.

¿Y el mantenimiento?Sencillo. En la medida de lo posible, evítale golpes y caídas innecesarias. Procura tratarlo con cuidado, guárdalo en un sitio seguro, fresco y seco. El sudor, polvo y lodo pueden deteriorar los materiales así que límpialo periódicamente con agua tibia y jabón, sécalo con un trapo o al aire, la gran mayoría de ellos vienen equipados con almohadillas desmontables que puedes lavar en lavadora.

En birulaplanet.com deseamos que tomes tu decisión basado en la mejor información disponible que puedas conseguir y, si decides utilizar un casco, queremos que disfrutes de tantas rodadas que lo tengas que cambiar por exceso de uso o por gusto, nunca por causa de un accidente. En lo personal yo me lo pongo en todos mis recorridos; ya me salvó una vez. ¿Y tú, usas casco?

Cinco cosas que nadie te dijo.

Tal vez porque el año comenzó, o porque querías bajar de peso, o porque alguien te invitó, o porque tu salud te dio un aviso, o porque alguien te gustó, o tal vez ya no lo recuerdas… Sea la razón que sea por la que comenzaste en esto de ‘los ciclismos’ a nivel recreativo (o sea de fin de semana), un día reflexionas y caes en cuenta que hay situaciones de las que nadie te advirtió, así que:

Estas son las cinco cosas que [tal vez] nadie te dijo cuando comenzabas en el ciclismo recreativo.

1. Todo aprieta.La ropa de ciclista es ajustada; se ciñe por todos lados sin dañar nada, comprime en las piernas, se entalla en abdomen, se expande en los glúteos y… sí, también se ajusta ahí donde te platiqué; de hecho el traje de ciclista te aplasta tanto las pelotas que después de cuatro, seis u ocho horas de pedalear casi parecen desaparecer. Nada de qué preocuparse, todo volverá a la normalidad cuando te cambies y descanses, disfruta. A algunos les causa presión mental la idea de usar shorts de lycra (me sucedió, ya lo superé); no temas el atuendo es así por eficiencia y funcionalidad, cuando lo pruebes lo vas a entender y a querer. Si pedaleas en invierno aprieta el frío, en verano aprieta el calor. Si pedaleas en solitario aprieta el viento en contra. Si vas en pelotón aprieta el paso el puntero y no te quieres quedar. Si es evento o carrera aprieta el paso el que viene detrás para adelantar. Y aprietas tú tu ritmo de pedalear en los últimos metros antes de llegar a la meta. ¡Ajusta casco y zapatillas, a rodar!

2. Todo duele.Cuando por fin pasas de sedentario a ciclista principiante, aclararte es mi deber, todo te va a doler. ¡Todo, dije! ¿No pensarías que tan fácil la ibas a tener? Te dolerá el trasero por la compresión de los isquiones con el sillín; es común sentir malestar por unas horas después de entrenar durante las primeras semanas. Te dolerán las piernas después de pedalear. Al principio serán un dolor cuasi-incapacitante y una sensación de ardor infernal que estarán contigo durante días, no querrás ni moverte; conforme sigas entrenando este dolor irá disminuyendo de días a horas a nada. Aprenderás palabras como ‘ácido láctico’: incluye curso intensivo práctico de fisiología 😉 . Vas a sentir calambres: te lo prometo, eso duele mucho. Aprende a conocer las señales y los remedios. Te vas a caer: garantizado. El ciclismo es ya de por sí un poquitín peligrosillo; no hagas idioteces que nos pongan en riesgo. Después de una caída levántate, asegúrate de estar bien y continua si y solo si es seguro. Te vas a rozar, o tal vez no. Si notas fricción, irritación o rozadura en alguna parte, sé diligente en prevenir y remediar; más vale lubricar que suturar. Un poco de incomodidad en cuello, espalda, hombros y muñecas puede ser normal durante las primeras semanas pero también puede ser señal de mala postura o lesión. Siempre atento a los avisos de tu cuerpo; no es igual el dolor de fatiga que el de herida. NOTA: birulaplanet.com no da consejos médicos, en caso de duda por favor consulta a un profesional de la salud.

3. Todo es bicicleta.Es casi como si te enamoraras de nuevo; hablas de ciclismo, ciclistas y bicicletas con todo mundo hasta el punto de que te miren con ojos de «¿y este loco qué?». Te vuelves cuasi-experto en bicicletas, componentes, llantas, zapatillas, atuendos, mecánica, carreras, competencias… bueno, hasta repasas la historia del ciclismo. Te conviertes en perito en administración de tiempo, adaptas tus horarios para entrenar y acomodas tu agenda al rededor de los eventos. También agregas recordatorios al calendario, ¡como si los necesitaras! Si cuentas las horas para estar con ella. La juegas de investigador, buscando eventos dónde participar o carreras qué observar. Aprendes a ser diligente con tus finanzas: ahorras para comprar otra bicicleta (sí, otra ¿qué tiene de malo?), accesorios y equipamiento. Te alejas de los excesos de alcohol y comida chatarra porque «es que me baja el ritmo en la bici». Aunque eso solo aplica antes del evento, ya después es otra historia: «más cheve y más tacos». Bueno, hasta nombre le pusiste a la bicicleta. Llegados a este punto es seguro que la fiebre te contagió sin remedio. Felicidades y bienvenido.

4. Todo cambia.Los amigos, en realidad los buenos amigos no cambian ni los cambias por otros, solo agregas más. Tu salud y estado físico son mejores que antes de empezar en esto de ‘los ciclismos’, ya no jadeas moribundo, bajaste un par de kilos y la presión arterial y el colesterol; sin darte cuenta tu cerebro ha desarrollado una gran habilidad para mantener el equilibrio y hasta piensas con más claridad. Tus pláticas son diferentes, ahora además hablas del futuro y de los nuevas metas que deseas conquistar. Tus piernas nunca volverán a ser las mismas, se están formando y torneando, eso te agrada, hasta parecen atraer algunas miradas furtivas –ya, tampoco exageres, sí están mejor que antes pero no es para tanto, tú sigue entrenando, ‘bamos vien’–. Cambias tú, sea que tienes un mes o un año rodando –asúmelo, ya no eres el mismo– respiras mejor, caminas mejor, duermes mejor, te sientes mejor y luces mejor. Ahora disfrutas más, incluso buscas los puertos de montaña para ver el paisaje y la frase «100 kilómetros» te provoca una sonrisa. Tu forma de ver la vida ya es diferente, has conocido personas y lugares nuevos y te has conocido tú. Algunos miedos los dejaste atrás cuando no pudieron pedalear contigo.

5. Todo es posible.Ahora sabes que con esfuerzo enfocado, constancia y disciplina puedes lograr lo que te propongas.*Quieres tener una, dos, tres, catorce bicicletas: una de ruta, una cyclocross, una de montaña, una fat, una urbana, una tandem y una turismo. Tus deseos de querer llegar en primer lugar en cuanto evento y carrera participas no se han ido, tal vez nunca se vayan. Sueñas con participar en ‘Le Tour de France’ o con dar la vuelta al mundo. Queda claro que ambos son retos enormes aunque humanamente posibles y tal vez te digas a ti mismo «debí comenzar diez años antes». No podemos hacer nada para cambiar el pasado solo podemos aprender de él, en tanto que el futuro sea para descubrir tus capacidades, cultivar tus talentos y retar tus límites. Aunque no ganes ‘Le Tour’ definitivamente ya no eres igual, te has superado a a ti mismo.¿Y sabes qué? ¡Ha valido la pena!

* Siempre y cuando lo que te propongas no quebrante las leyes de la física, que te propongas cosas que puedes lograr, que no quieras lograrlo todo al mismo tiempo pues elegir un camino es renunciar a otro y que dediques recursos objetivos, tangibles y mensurables a la materialización de tu propósito. Aplican otras restricciones.

Posdata: OK, tal vez ‘Le Tour’ ya no se pudo, aún nos queda la vuelta al mundo en bicicleta. ¡Vámonos! 😉

¿Cómo se dice ‘bicicleta’?

¿Cómo se dice ‘bicicleta’?

No, en serio, ¿cómo nombran en otros lugares a estas ingeniosas máquinas?Parece obvio que el nombre de un objeto será diferente cuando se trate un idioma diferente, por ejemplo en alemán se dice fahrrad, en coreano jajeongo, en esperanto biciklo, en finés polkupyörä, en francés vélo o bicyclette, en inglés bike o bicycle, en italiano bicicletta, japonés jitensha, en polaco rower, en portugués bicicleta, en noruego sykkel y si a esos nombres formales agregamos la variantes regionales o los alias informales pues ya tenemos lista para rato.

Re-formulemos la pregunta: ¿cómo se dice ‘bicicleta’ en español?

Vamos que la respuesta es sencilla: ‘bicicleta’ se dice bicicleta… ¡Listo, ya vámonos!No tan rápido, vamos por partes; primero lo formal, después todo lo demás.Según el diccionario de la lengua española:

bicicletaDel fr. bicyclette, de bicycle ‘biciclo’ y el suf. dim. -ette ‘-eta’, por el menor tamaño de sus ruedas. 1. nombre femenino. Vehículo de dos ruedas de igual tamaño cuyos pedales transmiten el movimiento a la rueda trasera por medio de dos piñones y una cadena.

Re-formulemos otra vez: ¿cómo se dice ‘bicicleta’ en español, en tu región?

Ya establecimos que diferente idioma significa diferente nombre para un mismo objeto.También sucede que el mismo idioma es hablado por diferentes países y cada país -o región- puede nombrar al dicho objeto de otra manera.Y también puede suceder que dentro del mismo país o región se use más de un sinónimo para referirse a lo mismo.

Resulta muy interesante los diferentes nombres que asignamos en Latino-América a la bicicleta.Compartimos [casi] el mismo idioma, parte de nuestra herencia cultural es similar y la historia de nuestros pueblos es parecida.O sea «somos iguales pero diferentes». ;-)Esa similitud-diferencia es lo que le da color y sabor a nuestras identidades y a nuestras formas de hablar.

Aunque ‘bici’ sea el mote cariñoso más popular para decir bicicleta en español, existen estos otros:Argentina: bichi, cleta, cabra.En Brasil: camelo, magrela (casi, casi es español).En Chile: cleta, cicla, chancha, chufla.En Colombia: burra, cicla.En Costa Rica: bicla, cleta.En Cuba: chiva, nave.En Ecuador: chiva, huesuda.En España: burra.En Guatemala: baica, cicle, virula.En México: baica, bírula o birula, burra, camella, rila.En Perú: ticle.En Uruguay: chiva.

Esta lista no es exhaustiva ni pretende serlo.Seguro estoy que hay muchos más sinónimos por ahí esperando a ser conocidos.

¿Y en tu país/región/ciudad cómo llaman a la bicicleta?

1000 por Baja: piernas de oro.

Mañana es año nuevo, uno de enero de 2017. Mañana se cumple un mes que concluimos la travesía de Mexicali a Los Cabos en bicicleta. Un mes que llegamos a San Lucas; rápido el tiempo pasa, más cuando divertido es. Los recuerdos de esa experiencia los percibo, a la vez, un tanto lejanos pero tan cercanos que casi los podría tocar. Aún me quedaron un par de aspectos del recorrido sobre los que deseo relatar.

Staff deluxe.

Durante estos días hubo un grupo de cinco personas que con sus atenciones nos hicieron la vivencia mucho más cómoda: el staff de lujo de Vámonos de Camping. Ellos nos atendieron con trasporte, alimento y masaje, aquí en orden alfabético:

Diana, masajista y ciclista. Mujer sonriente y simpática, contadora de historias e interprete de cantos sobre la tierra y la humanidad. Su técnica y destreza en el masaje dejaron como nuevos a dos o tres ciclistas además nos acompañó rodando en un par de etapas.

Leslie, auxiliar. Chica joven y hermosa, siempre sonriente y dispuesta a ayudar. Contadora de las cuentas y dueña de la receta del mejor iced tea de Santispac. Le gusta viajar y le encantaría ser maestra.

Manuel, chofer. Sumamente precavido y mesurado, tan seguro y suave al conducir que hasta un bebé podría dormir en el vehículo además es rescatista y está certificado en primeros auxilios.

Raul, capitan del staff. «Papá gruñón» por sobrenombre le pusieron -no me lo explico- siempre amable, servicial, dispuesto a hacer el extra y superando expectativas.

Salvador, astrónomo y chef. Persona difícil de olvidar; gigante de mirada noble, mochilero degustador de medio México, relator de historias riquísimas, fotógrafo exquisito y cocinero delicioso. En desayuno y comida: siempre a tiempo, siempre a punto -chomp, chomp, chomp-. En la cena nos mostró como ubicar Orión y las Ursas -Oh y recontra ohhh-.

En lo personal aplaudo la decisión de Alex de elegir esta compañía para coordinar parte de la logística; comentarios similares escuché a los demás desafiantes. Siempre igualaron o superaron las expectativas; eso es servicio de excelente calidad.

Nota: Al momento de la redacción de este texto Vámonos de Camping no me está patrocinando… Vámonos de Camping, patrocíname, ¿no?

Piernas de Oro.

En los tramos del trayecto de Mexicali a San Lucas que no están pavimentados, que no son transitables en bicicleta de ruta, que debimos subir a las camionetas, que nos trasladamos hasta donde el camino está bueno… ahí conocimos a un ser mítico de habilidades épicas, un ente poderoso capaz de proezas heroicas dignas de un semidiós, piernas de oro le llaman…Aquí una muestra de sus hazañas:— Jamas se poncha.— No se cansa nunca.— Escala a treinta por hora.— Pedalea descalzo -hace clip con las uñas-.— No siente hambre, sed, sueño, dolor, frío ni calor.— No existe…… Es un ente imaginario que inventamos durante los casi 400 kilómetros de arrastres y estuvo muy curada construirlo. Pero hay otros que sí existen, que no se rinden, que persisten, que son solidarios con otros, que compiten contra sí mismos y crecen y ganan y ganamos todos.De haber un cónclave para elegirle -difícil decisión- mis votos serían así:Ana, por su impresionante crecimiento como ciclista.Hector, por su solidaridad y por no rendirse a pesar del dolor.

Coco’s Corner.

A unos 30 kilometros al sur de la Bahia de San Luis Gonzaga, al lado de la terraseria que lleva a la carretera federal número uno -practicamente en medio de la nada- se encuentra un singular paraje que te da la bienvenida en letras formadas con latas de cerveza vacías en cuyo gran patio se encuentran varias tasas de sanitario dispuestas al rededor de un televisor -¿qué nos querrá decir?-; al costado del patio está una precaria construcción de madera adornada con esculturas de metal, partes de moto y auto, y más latas de cerveza; cientos -tal vez miles- de pegatinas o calcomanías o calcamonías o stickers -las cuales no puedes pegar sin permiso donde te dé la gana- aderezan las paredes interiores; varias docenas de tangas, bragas y calzoncillos cuelgan del techo; ahí la cerveza cuesta 25 pesos mexicanos; el encargado del negocio se llama Jorge, se estableció ahí hace décadas, tiene ambas piernas amputadas, muy a su manera nos desea suerte a los ciclistas que vamos hasta Los Cabos; al fondo hay un letrero que dice «COCOs» el cual más de una vez sugirió a alguna turista sueca a pedir una nuez de cocotero bien helada y le ganó ser reprendida severamente: «dice coco, yo me llamo coco, hay cerveza, no coco»; nuestra visita a COCOs CORNER fue breve -un par de cheves y vámonos-.

Antes, durante y después del desafío.

Durante: despertaba a las 5 AM. Después: dormí casi 12 horas continuas.Durante: no sentí calambres. Después: me atacaron sin razón aparente.Antes: «no voy a poder». Durante: «estoy pudiendo». Después: «sí pude».Durante: todo duele. Después: quieres más.Antes: «A Los Cabos». Después: «Nos vamos hasta Argentina».Durante: bebí café a diario. Después: Lady Doritos, recuerdame no beber tanto café.

Este fue el último capítulo sobre las 1000 millas por Baja, edición 2016 y también el último del año. Deseo que en 2017 hagamos suceder mil cosas buenas; si coincidimos rico será; si no, nada lamentar. Ha sido un gusto compartir y rodar con ustedes, nos vemos en 2017 —hasta Argentina—.